miércoles, 20 de julio de 2011

Pequeños monstruos / Ejercicios de escultura blanda

Pequeños monstruos / Ejercicios de escultura blanda es un proyecto que presente hará un par de meses buscando el apoyo del Programa Estatal de Estimulos a la Creación que otorga el Instututo de Cultura del estado de Durango. Cómo resulté beneficiado por el mismo me parece un excelente tema para retomar este blog que he tenido en el olvido los últimos tres años y medio.

Así fueron publicados los resultados.


Por cierto, muchas felicitaciones a Marcela Armas, soy su fanfromhell numero 15873.

Y pues aprovechando este espacio que ha estado tan descuidado aquí les presento de qué va el proyecto:




PEQUEÑOS MONSTRUOS
EJERCICIOS DE ESCULTURA BLANDA

Antecedentes


Debido a mi formación como diseñador gráfico, mi obra se ha caracterizado por el empleo de sistemas de producción industriales o digitales y técnicas tradicionales del diseño como: impresión con inyección de tinta, láser, plotters de impresión y recorte, offset, serigrafía, etcétera; en general soportes para imágenes digitales retocadas e ilustraciones vectoriales. Hubo algunos casos aislados de arte objeto, pero la mayoría de ellos podían o debían ser manufacturados por terceros.

Buscando nuevas soluciones y posibilidades en mi trabajo comencé a experimentar con la intervención directa sobre las piezas, recurriendo a oficios tradicionales que me permitieran trabajar la obra con las manos; recurso sobre el cual fundamenté la producción del proyecto Objetos Inútiles (PECDA, jóvenes creadores, artes visuales, Durango, 2008), donde hubo objetos pirograbados, pintados, cortados, huecograbados, recubiertos en metal, etcétera, lo que representó para mi obra nuevas cualidades expresivas, distintas de la frialdad y acabados perfectos que caracterizan a los sistemas de producción electromecánicos.

Ya antes de Objetos inútiles, tuve un acercamiento con  la técnica  japonesa de tejido llamada amigurumi, que consiste en tejer pequeños objetos tridimensionales mediante crochet o ganchillo, la cual conocí durante la investigación realizada para el proyecto Katari-be (PECDA, jóvenes creadores, artes visuales, Durango, 2006) que abordaba tratamientos estéticos de la cultura japonesa. De ahí surge el interés del empleo de técnicas y oficios artesanales para la producción de obras de arte.

Revisando mi producción como artista, me encontré con unas piezas que realicé durante 2004; una pequeña serie de esculturas elaboradas con tela que produje para una exposición que llevaría por nombre Nuevo gabinete de historia artificial, cuya idea era presentar piezas que tuvieran posibilidades de articularse con otras formando una Wunderkammer: cuartos de maravillas o gabinetes de curiosidades que designan los lugares en los que, durante los siglos XVI y XVII, época de las grandes exploraciones y descubrimientos, se coleccionaban y presentaban una multitud de objetos raros o extraños, representantes de los tres reinos de la naturaleza considerados en la época: animalia, vegetalia y mineralia; además de realizaciones humanas. Dicho proyecto jamás se concretó y estas piezas terminaron exhibiéndose en un proyecto llamado Housewarming. La serie mencionada, llamada Pillowpals, fue elaborada pocos días antes de viajar por estudios a Barcelona, y al regresar ya no le dí continuidad por presentárseme otros proyectos. Esta serie, sin embargo sirve como idea generatriz del proyecto Pequeños Monstruos.

Como consecuencia de todos estos antecedentes, y buscando que mi producción artística manifieste continuidad y coherencia, durante 2009 comencé a trabajar con el tejido a ganchillo para la producción de objetos-esculturas. Las formas resultantes, de claros referentes orgánicos, y con rasgos animaloides indeterminados dieron casi por sí solos la línea que debería seguir.

A continuación se muestran los ejercicios realizados:



Jorge Ortega del Campo
Gusano, 2009
Estambre acrílico, relleno sintético.
130 x 35 x 35 cm


Jorge Armando Ortega del Campo
Larva, 2009
Estambre acrílico, relleno sintético.
130 x 35 x 35 cm


Jorge Armando Ortega del Campo
Bacteria, 2009  
Estambre acrílico tejido a ganchillo, relleno sintético.
110 x 50 x 50 cm

Tras haber trabajado con tres ejercicios de formato mediano, comencé a desarrollar una escultura de dos metros de diámetro cuyo proceso de elaboración duró casi un mes. El considerable tiempo de producción me hizo pensar de que la escultura se estaba gestando, como un organismo vivo, de modo que el proceso y las horas invertidas en tejido tomaron una diferente carga simbólica. A partir de esto la documentación y registro del “desarrollo” de la pieza se vuelve parte sustantiva del proceso.

El resultado es el siguiente:


Jorge Armando Ortega del Campo
Virus, 2009
Estambre acrílico tejido a ganchillo, relleno sintético.
220 x 220 x 50 cm 

Al realizar el quinto y último ejercicio, el objeto tejido ya no fue un “bicho” genérico, sino una especie particular: Un gusano parásito que se aloja en el corazón de los perros llamado Dirofilaria Immitis o gusano del corazón. La idea fue representarlo formalmente con un grado de iconicidad suficiente para poder reconocerlo. Esta pieza, que resultó seleccionada en el XXX Encuentro Nacional de Arte Joven y estuvo itinerando por la república desde 2010 hasta julio de 2011, marca la que será la pauta a seguir en el presente proyecto, buscando reproducir formas específicas y no simplemente formas abstractas con parecido algo vago con seres vivos.






Jorge Armando Ortega del Campo
Gusanos del corazón (Dirofilaria immitis), 2010
Estambre acrílico tejido a ganchillo, relleno sintético, armazón metálico.
medidas variables 200 x 80 x 40 cm aprox.

Todo lo anterior: a) La producción manual de las piezas, b) la serie de esculturas blandas Pillowpals, c) El Wunderkammer, d) el tejido a ganchillo (amigurumi) y sus posibilidades para construir objetos tridimensionales y e) los cinco ejercicios escultóricos desarrollados con esta técnica son el antecedente directo del proyecto Pequeños monstruos que ahora presento a consideración de la Comisión Técnica del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico. 

Descripción del proyecto

Pequeños monstruos es un proyecto escultórico de producción y exposición en proceso que consiste en la elaboración de una serie de doce esculturas blandas tejidas a ganchillo de formato mediano (menor de 100 cm) y grande (mayor de 100 cm). Estas doce esculturas son distintas a los cinco ejercicios que les anteceden y pertenecen a una serie diferente.

La temática formal de las esculturas será la de parásitos del ser humano, entendiendo como tales a los seres vivos dependientes metabólicamente de su hospedador y no beneficiosos para el mismo. Para el caso entran en esta definición virus, bacterias, hongos, plantas y animales.

Las piezas usarán a los parásitos como inspiración formal, sin la finalidad de aludir a su comportamiento. No se realizará con ellas ninguna acción performativa.

En concreto, las piezas obtenidas al llevar a cabo este proyecto serán interpretaciones de la forma del cuerpo de algunos parásitos, construidas a través del tejido, buscando que resulten en una forma bella, orgánica y fluida; serán esculturas cuya estilización y nivel de abstracción permita resignificar al original permaneciendo éste reconocible.

Justificación

Todos los seres humanos manifestamos desde la primera infancia temores que pueden o no ser racionales y que normalmente van menguando de intensidad mientras crecemos. En mi caso particular, una de las cosas que más me atemorizan son los parásitos. Dicho temor detonó tras haber visto un documental en televisión sobre una especie de mosca cuyas larvas incuban dentro del cuerpo humano, justo debajo de la piel. Al ir conociendo más ejemplos del comportamiento parasitario mi aversión por este llegó al extremo y se convirtió en un miedo que no he podido superar incluso siendo un adulto. Por esta razón, la solución formal y la temática de estas esculturas no son un simple pretexto. El acto creativo se convierte en terapia y proceso de catarsis. Si bien la temática es muy particular, los temores infantiles son algo con lo que todos podemos identificarnos. La reflexión que se propone hacer sobre el miedo y la superación del mismo es lo que dota a este proyecto de pertinencia y universalidad.

La intención del proyecto Pequeños Monstruos es esculpir (o moldear o construir) las formas de algunos de estos seres detestables en materiales suaves y cómodos; valiéndose de los recursos semánticos del diseño y de las posibilidades creadoras de los oficios para convertir a esas pequeñas monstruosidades en objetos hermosos y atractivos, que inviten al tacto y al disfrute estético por sus cualidades formales y visuales, convirtiendo el desagradable referente de estos seres que viven cómodamente en el interior cálido y suave de su anfitrión –y a costa de éste–, en un objeto de deseo y confort, también cálido y suave. Todo esto es un ejercicio de búsqueda y hallazgo de belleza en lo terrible –como hicieron Yacine M'Seffar en su serie de fotografías de insectos metálicos e Yvonne Domenge al materializar un monumental virus de influenza AH1 N1 en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM–, no se trata de hacer un monumento al origen del miedo, sino de enfrentarlo, analizarlo formalmente y, simbólicamente, metabolizarlo. 

Todo esto manifiesta, además del discurso conceptual del proyecto Pequeños Monstruos, un importante factor discursivo estético. La belleza se entiende como el valor general de la estética y aunque no es muy sencillo definirla es posible afirmar que se siente o se percibe en el arte a través una variedad de valores y antivalores, como son: la ironía, la pulcritud, la tersura, la exquisitez, la delicadeza, lo trágico, la fatalidad, lo siniestro y, en este caso específico, lo monstruoso como antivalor.

Fuera de los antecedentes en cuanto a piezas textiles o tejidas, como podrían ser las obras de Marta Palau o de Daniela Edburg, en México, Dave Cole y el colectivo Gelitin, o esculturas blandas de otros materiales, como las de Roberth Morris o Claes Oldenburg en el extranjero, este proyecto, además del resultado escultórico, se centra en el proceso y en la exploración de otras situaciones no meramente formales como podrían ser referentes maternales y gestacionales, asociando el embarazo con el acto de tejer ropa para el niño por nacer; incluso los colores que busco en el material son tonos pastel. Se aborda la posibilidad de encariñarse con un ser inicialmente repulsivo, que se convierte, al terminar la obra, en algo atrayente, suave y –¿por qué no?–, abrazable; purgando de este modo aversiones de la infancia profundamente arraigadas. Así, este ejercicio creativo, termina siendo no sólo un acto de creación, sino también de construcción, en contraposición con las técnicas y hábitos de devastación del referente parasitario, así como un modo de trascendencia y superación del miedo adquirido en la infancia y, por último, simbólicamente, un nacimiento. 

A diferencia de otros proyectos en los que he trabajado, el tiempo de planeación, bocetaje y concepción de la pieza será mínimo; el tiempo que debe invertirse aquí es casi exclusivamente de elaboración. Será un proceso radicalmente distinto al que he estado habituado, donde las obras generadas en la computadora resultan en objetos de acabados perfectos que se maquilan en apenas unos minutos y que siempre manifiestan cierta frialdad. En este proyecto, por el contrario, durante todo el proceso interviene el factor humano. Serán piezas realizadas íntegramente con mis manos, sin que de esto resulte una competencia entre oficio y discurso y que, por el contrario y gracias al concepto del proyecto, ambos sumen para el resultado final.



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