martes, 9 de octubre de 2007

THE BIGGER THE BETTER...

En la exposición Crecimientos artificiales se incluye una pieza de Jorge Ortega del Campo, quien forma parte del colectivo-galería Regato208 / Espacio de Arte Contemporáneo, así como de la talentosa duranguese Marcela Armas.



Las semillas son invisibles; duermen en el secreto de la tierra

“Como la verdadera naturaleza se ha perdido, todo puede ser naturaleza.”

Blaise Pascal

Cómo una planta que se abre paso a fuerza de necedad y a pesar de las condiciones adversas que se le presentan, las piezas de crecimientos artificiales, nos muestran una serie de particularidades formales y reflexiones visuales que hacen que se piense en obras de arte súper especializadas (como las plantas que crecen en las paredes o en los puentes de las ciudades, desafiando la gravedad y cualquier sistema de crecimiento biológico normal). Estas obras crecen y se reproducen de las maneras más asombrosas, varias de las cualidades de estos materiales artísticos, se encuentran en la forma en la que se apropian de recursos que les permiten expandirse y echar raíces.
En muchas ocasiones, estos recursos son sólo alusiones gráficas a una serie de crecimientos anómalos que afectan la vida cotidiana de los habitantes de una ciudad o a una serie de elementos que concatenados logran completar una estructura de forma y apariencia natural. Pero, ¿hasta dónde podemos encontrar naturaleza en esta exposición? Sin lugar a dudas los artistas han desarrollado ciertos sistemas de producción que les han permitido reflexionar desde los mas diversos ángulos, perspectivas y temáticas a partir del empleo de este método de trabajo. Pero se habrán propuesto trabajar basados en las formas de la naturaleza o ¿sólo encontraron que para el desarrollo y factura de su pieza era necesario contar con un modelo proporcionado por ésta?.
En todos los casos, las piezas de los doce artistas que participan en la exposición Crecimientos artificiales, se construyen a partir de un proceso de crecimiento exponencial ramificado o rizomático, que nos permite observar una obra tridimensional con altas posibilidades de expansión en diferentes espacios de exhibición, es decir, cada obra es una especie de rompecabezas armado al que se le pueden incluir piezas adicionales para construir una obra de mayores dimensiones, este sistema de trabajo desnuda los engranes y puentes que se construyen a partir de una pieza que puede ser construida ad infinitum y que al mismo tiempo, nos da la facilidad de reflexionar en torno a lo natural, lo artificial, lo escultórico o lo interminable.
Esto no quiere decir que las obras que se presentan en la exposición estén inacabadadas, por el contrario, debido a su estructura conceptual y formal, funcionan como muestras de una idea de progresión orgánica infinita, con una capacidad de adaptabilidad espacial extraordinaria, esto es, las piezas están materializadas a partir de elementos formales que se repiten con cierto ritmo, pero que de ninguna manera, llegan a ser reproducciones mecánicas o inamovibles, su crecimiento está organizado de tal forma, que siempre existe la posibilidad de imaginarlas en otra situación o en otro espacio, modificando su estructura y adaptándose a sus nuevas condiciones de existencia.
La temáticas abordadas por los artistas en crecimientos artificiales van del asombroso crecimiento de una empresa que elimina la competencia de la tiendita de barrio con estrategias mercadotécnicas a una aplastante y feroz competencia mercantil en el caso de Marcela Armas, una red de plastilina y estambre que se pesca de cualquier rincón, para comenzar a realizar estructuras de una complejidad arácnida (Aldo Chaparro), la obsesiva compulsión al pintar detalles anodinos en objetos como cajas de cartón, igualando el color y las sombras que producen estos objetos pero que otorga con este gesto, constructivo y pictórico, una carga importantísima de invisibilidad y estructura (Tom Früchtle), la volátil colocación de esferas de vidrio en el edificio que alberga la exposición permite trazar una ruta y seguir la secuencia de un ficticio vuelo sutil y transparente (Martín Wöhrl), el ensamble circular de una serie de muletas nos remite a una estructura celular primigenia pero de enormes dimensiones (Benjamín Torres), la incorporación premeditada de aves en una convención humana como la del restaurante, en donde se dispone de todos los utensilios necesarios para una comida formal de alpiste y agua (Renato Garza), el crecimiento paulatino de una playera al adicionarle poco a poco los restos del algodón de otros objetos similares y que forman una extraña estructura imposible de vestir (Jorge Ortega), Paisajes post industriales logrados a partir de la utilización y colocación de una serie de monitores rotos e inservibles (Iván Puig), olas construidas a partir del ensamble de cientos de envases plásticos transparentes (Daniel Navarro) costales de azúcar, tirados como amantes exhaustos, como cuerpos inertes en la pieza de Lourdes Méndez. La articulación y enlace de los espacios exterior e interior son tratados a partir de las dos propuestas que presentan Mauricio Limón y Gilberto Esparza.
Aunque la mayor parte de las obras han sido presentadas con anterioridad, los artistas determinarán la nueva composición de la pieza a partir de la asignación del espacio de trabajo. Otras, realizadas por primera ocasión, confrontaran a sus creadores con dilemas, ningún elemento está demás y el análisis del espacio y los materiales impondrán en cada autor un problema a resolver.
Las obras funcionan como instalaciones para sitio específico, adaptándose a las condiciones de trabajo que naturalmente les imponen los procesos naturales tales como el polvo, la temperatura y la lluvia, así como el tránsito de los visitantes y una importante incorporación de fauna doméstica.
Leonardo Ramírez
Ciudad de México, agosto de 2007


Ficha de artistas:
Crecimientos Artificiales es una exposición colectiva bajo la curaduría de Leonardo Ramírez, en la que participan los artistas Marcela Armas, Aldo Chaparro, Gilberto Esparza, Tom Früchtle, Renato Garza, Mauricio Limón, Lourdes Méndez, Daniel Navarro, Jorge Ortega, Iván Puig, Benjamín Torres y Martin Whörl, que se presentará en la Escuela Normal Oficial de Guanajuato, del 3 al 21 de octubre, como parte de las actividades del 35 Festival Internacional Cervantino.

Leonardo Ramírez, nacido en Guanajuato en 1969, es curador y artista visual representado por las galerías Kunsthaus Santa Fe de San Miguel de Allende y Miami, Florida, asi como Alternativa Once de Monterrey. Ha realizado exposiciones con su obra personal en México y el extranjero como Sincretismos, espectáculo multidisciplinario con Jorge Reyes (1994); Crónica de sombras, XXIII Festival Cervantino (1995); Fashion victims, (1999); Minotauromaquia (2000); y Últimas Rebajas (2002), y diseñado exposiciones para la galería Occurrence de Montreal, Canadá, La Universidad de Guanajuato, el Ex Teresa Arte Actual México y el Museo de Arte Carrillo Gil, México.
Curó el proyecto The last supper de la obra del reconocido artista británico Damien Hirst, y es miembro del colectivo Las muertas proyectos espaciales y director del proyecto mamazita fashion. Ha recibido varias veces la Beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guanajuato y ganó el premio a la mejor escenografía en la Muestra Estatal del Teatro del mismo estado.

Aldo Chaparro, nacido en Perú en 1965, es artista, curador, editor y director de arte. Su obra artística se centra en escultura, diseño y fotografía enfocando las relaciones visuales entre objetos naturales y artificiales.

Como editor del Grupo Editorial Celeste ha publicado más de cuarenta revistas y libros de arte contemporáneo, moda y diseño en los últimos cinco años. Trabajó en el proyecto Paredes que hablan al lado del artista visual Mauricio Limón.

Marcela Armas, nacida en Durango en 1976, cursó la licenciatura de Artes Plásticas en la Universidad de Guanajuato y cuenta con estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia, España.
El trabajo de Marcela Armas se basa fundamentalmente en pequeñas pero profundas reflexiones en torno al espacio, la materia, el tiempo y el sonido. Desarrolla su obra desde distintos formatos, cambiando de técnica con toda naturalidad, de tal forma que podemos encontrar en su producción: video, fotografía, escultura, instalaciones e intervenciones.

En sus últimos trabajos ha usado como eje temático la acumulación y la dependencia como una extraña forma de movilidad, así como la realización de una serie de actos sonoros en tiempo real y las piezas desarrolladas a partir de elementos electrónicos que presagian una nueva línea de investigación y producción en su obra.

Renato Garza, nacido en la ciudad de México en 1976, es licenciado en Artes Visuales por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, y forma parte del proyecto Trolebús, Galería experimental de arte.

Renato Garza mezcla en sus piezas enormes dósis de ternura y violencia en la misma proporción. Por un lado fabrica un hermoso restaurante para palomas, formado por una serie de mesitas con manteles y objetos de comedor y por el otro decide convertir a un mara salvatrucha en un “bonito” tapete de sala, en donde uno puede cómodamente colocar los pies con calcetines sobre la cabeza de dicho individuo o tratar de descifrar los códigos gangas de los tauajes hechos sobre la piel (de látex) de este exótico accesorio doméstico.

La excelente factura de sus piezas, hace que los contenidos en sus propuestas artísticas sean claras y contundentes.
Gilberto Esparza, nacido en Aguascalientes en 1975, cuenta con estudios en la escuela de Artes Visuales de la Universidad de Guanajuato y en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia. Su trabajo
ha sido desarrollado a partir de una inagotable curiosidad por el movimiento y la mecánica. Su proclividad hacia el uso de la tecnología hace que sus piezas tengan una estética de objetos de ciencia ficción, resueltos a partir de mecanismos que se accionan con sensores de presencia.
Las piezas que realiza van de la robotización de esculturas a la realización de videos siempre tras la utopia del movimiento perpetuo.

Lourdes Méndez, nacida en Guadalajara en 1969, es una artista visual autodidacta que hace uso de una gramatica visual bastante particular ya que no tiene un punto de interés fijo y su mirada siempre atenta se mueve en varias direcciones: el amor, la ambigüedad sexual, las instrucciones o la textualidad.
Su manera de trabajar es muy libre y relacional, colecciona una serie de frases que posteriormente utiliza realizando con este material piezas de una extraordinaria sencillez, aunada a un muy directo y desprejuiciado comentario personal.

Daniel Navarro, nacido en Guadalajara en 1969, cuenta con estudios en la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara.
Es un constructor obsesivo, sus obras –en su mayoría tridimensionales- resultan ser una serie de reflexiones en torno a la acumulación, la maquinaria, la ciencia ficción, los vaqueros, la historia del arte y el movimiento.
Para algunas de su piezas utiliza una serie de sofisticados mecanismos que permiten cierta movilidad a los objetos, creando una especie de máquinas autónomas “Low tech”, de la misma manera reutiliza materiales festivos o de uso diario para realizar interesantes esculturas que recuerdan percheros con ramas o plásticas mantis religiosas creadas con cepillos de dientes usados.

Jorge Armando Ortega del Campo, nacido en Durango en 1980, estudió la licenciatura en Diseño Gráfico en la Universidad de Guanajuato y un Master en diseño y dirección de proyectos expositivos en la Escuela Superior de Diseño Elisava de Barcelona, España.
Sus piezas recorren un amplio espectro de referencias y soluciones, muy cercanas a la ilustración y al diseño gráfico, mientras su uso indiscriminado del manga es su más grande acierto formal.
En sus exposiciones ha abordado una serie de temáticas relacionadas con varias de sus obsesiones personales, que van del tratamiento de mujeres famosas en la historia de la humanidad como logotipos, las frases definitivas y demoledoras en tipográficos murales, cuadros de mediano formato o biombos, así como su más reciente serie de obra místico-manga-religiosa.

Ivan Puig Domene, nacido en Guadalajara en 1975, se graduó de la licenciatura en Artes Plásticas en la especialidad de grabado de la Universidad de Guanajuato y cuenta con estudios en la Universidad Politécnica de Valencia, España y la Universidad Laval de Québec, Canadá.
Su trabajo está lleno de soluciones formales híbridas que no permiten describir con precisión sus piezas. Por ejemplo, decide intervenir una serie de esculturas públicas a partir de pequeños objetos o situaciones que recontextualizan un objeto inmóvil, documenta fotográficamente esta acción, y muestra el registro de esta intervención como obra final.
Utiliza materiales que lentamente se van procesando y que tienen como resultado una pieza que no finaliza sólo como un objeto de exhibición terminado, sino en la mayoría de las veces retoma de estos materiales o hallazgos ciertos elementos que le permiten completar una nueva idea para llevarla hasta sus últimas consecuencias.
Tom Früchtl, nacido en Munich, Alemania, en 1966, estudió en la Escuela de Arte de Munich.

Sus proyectos artísticos están íntimamente ligados a la música, debido al trabajo que realiza desde 1998 como productor invitado en la discoteca Flaming Star y rockstar de la música punk. En varias de sus piezas incluye elementos como amplificadores Marshall o una bola de espejos para discoteca, así como la realización de acciones performativas en las que toca la guitarra hasta que la música lo hace desaparecer.

Otra vertiente de su obra radica en la producción de piezas casi invisibles en donde la gran cantidad de trabajo invertido en la realización pasa desapercibida, debido al interés que tiene en resaltar la parte más anodina de los objetos.
Martin Wöhrl, nacido en Alemania en 1974, cuenta con estudios en la Academia de Artes de Munich.
Las obras de Wöhrl oscilan entre las piezas escultóricas y las instalaciones, en éstas se combinan diversos materiales como la madera, la espuma de poliuretano y el plástico. Su trabajo tiene una rara alusión a los espacios decorativos, la publicidad y los desechos encontrados en mercados de segunda mano aplicando a sus piezas un cierto sentido del humor tropical.
Sus obras presentadas en el Museo de arte Carrillo Gil en 2007 y hechas con cartón y cintas de colores, nos hacen recordar los logotipos de una reconocida marca de cerveza montados en estructuras para espectaculares, así como a las aureolas barrocas de los santos en las iglesias.
La obra de las esferas de unicel y las esferas de vidrio transparente, hacen alusión a la composición orgánica de la champaña, a las estrellas o a las luces nocturnas de la ciudad. Su inagotable instinto de búsqueda y su prolífica producción plástica hace que Wörhl se fije en cada objeto o detalle que encuentra a su paso.

Benjamín Torres, nacido en la Ciudad de México en 1969, cursó la licenciatura en Artes Plásticas en la UNAM.
Después de una breve estancia en la ciudad de Nueva York, en donde permaneció aproximadamente un año, regresó a la Ciudad de México y comenzó a exhibir su trabajo en espacios como la Galería José María Velasco, el MUCA Roma, el Centro Nacional de las Artes, y la Galería Art&Idea, además de haber participado en varias exposiciones colectivas fuera del país.

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